Por L. M. HERR [website]
Luis se encontraba ya en el Hogar mientras que yo permanecía en el Hospital María Ferrer. Por ser yo ciego, a mí se me consideraba el más delicado, pero Luis me visitaba al Hospital y me traía botellitas de whisky de sus salidas a la Rural. En el Hogar también estaban los voluntarios y Luis se había animado a pedirle a las chicas que introdujeran una mano por la ventanita del pulmotor para que lo tocaran un poco.
El Hogar representaba lo dionisíaco por oposición al régimen hospitalario y mi amigo me contagiaba la vida que allí se respiraba. Las ansias de sexo y libertad que se vivían en el Hogar.
Los quince compañeros del Hogar aguantaban respirando todo el día y solamente usaban los pulmotores para dormir. Yo empecé a esforzarme para dejar la sala del Hospital atraído por Luis; esto significaba formar parte de la ebullición de los voluntarios, las películas, el rock, el escabio, las drogas, la casa y sus fantasmas.
El Hogar era mi paraíso negado y Luis me rescató para llenar mis horas de lo dionisíaco.
Para leer Últimos días
Luis se encontraba ya en el Hogar mientras que yo permanecía en el Hospital María Ferrer. Por ser yo ciego, a mí se me consideraba el más delicado, pero Luis me visitaba al Hospital y me traía botellitas de whisky de sus salidas a la Rural. En el Hogar también estaban los voluntarios y Luis se había animado a pedirle a las chicas que introdujeran una mano por la ventanita del pulmotor para que lo tocaran un poco.
El Hogar representaba lo dionisíaco por oposición al régimen hospitalario y mi amigo me contagiaba la vida que allí se respiraba. Las ansias de sexo y libertad que se vivían en el Hogar.
Los quince compañeros del Hogar aguantaban respirando todo el día y solamente usaban los pulmotores para dormir. Yo empecé a esforzarme para dejar la sala del Hospital atraído por Luis; esto significaba formar parte de la ebullición de los voluntarios, las películas, el rock, el escabio, las drogas, la casa y sus fantasmas.
El Hogar era mi paraíso negado y Luis me rescató para llenar mis horas de lo dionisíaco.
Para leer Últimos días
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¡Gracias hermano!
ResponderEliminar¡Hasta siempre!